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viernes, 22 de abril de 2011

La Pena de muerte desde la Edad Moderna al siglo XX

En el año 1700 y siguientes, cuando el Reino Unido era una de la potencias mundiales más influyentes en la política europea, existían en el territorio de la Corona británica 222 delitos castigados con la muerte, incluyendo algunos tan nimios como cortar un árbol o robar un animal. En contrapartida, se empieza en este momento  a reflexionar profundamente sobre la legitimidad de la sanción penal, como ejemplo en "Utopía" de Tomás Moro se plantea un debate acerca del tema que nos ocupa, cosa que no se había hecho antes y mucho menos en el mundo de la literatura.
En todo este tema adquiere especial importancia el surgimiento del protestantismo, Lutero, como iniciador de esta tendencia religiosa sostenía que la aplicación de la pena de muerte a los herejes carecía de sentido y razón de ser pues entendía que  "Aquí debe descender al campo la palabra de Dios; pero si ésta no lo consigue, tampoco la autoridad temporal lo conseguirá".  No  obstante, no todo son opiniones favorables a la no aplicación de la pena de muerte, en este sentido encontramos al fundador del Calvinismo que propugnaba que la herejía era un delito que debía ser castigado con la muerte ,siguiendo la línea marcada por la Edad Media y la Inquisición, de ahí que podamos lógicamente podamos deducir que la Iglesia Católica continúa aplicando la pena capital este período histórico que estamos tratando.
En los siglos siguientes, con el nacimiento del concepto de ciudadano se ha asociado la Justicia con la Igualdad y la Universalidad, todos somos iguales ante la ley. Al mismo tiempo se han ido conformando las instituciones penitenciarias y la policía por lo que la pena de muerte se ha convertido en un método disuasorio cada vez menos utilizado. Sin embargo  a pesar de ello, el siglo XX ha sido testigo de las guerras más sangrientas y crueles de la Historia de la Humanidad, muchas personas murieron en ejecuciones masivas y las organizaciones militares recuperaron la pena de muerte para los casos de insubordinación, ausencia sin permiso o deserción. Asimismo los Estados fascistas y autoritarios de la primera mitad del siglo pasado, ejecutaron a sus opositores políticos previo juicio sumarísimo.

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